Esta energía es un potencial de nuestro ser, «La nitro espiritual» de nuestros cuerpos y ADN y gracias a ella:
• Conectamos cielo tierra porque abre un puente interior
• Podemos acceder a la multidimensionalidad porque ancla el cuerpo físico para no “perdernos”.
• Logramos activar las hebras del ADN porque las células del cuerpo se vuelven conscientes y se adecuan a los cambios de Gaia, se sintonizan con ella.
• Aumenta la firmeza del canal telepático porque nos ayuda a distinguir, reconocer, vibraciones más sutiles. Empezamos a ver los matices entre los diferentes rayos.
• Recordamos quienes somos, nuestro yosoy comienza a susurrarnos, la intuición se afina, el corazón se expande y nos sentimos en casa donde sea que nos encontremos.